Introducción al ALM

La Gestión de Activos y Pasivos (ALM – Assets and Liabilities Management por sus siglas en inglés) es una rama científica financiera – actuarial consistente en un conjunto de técnicas de medición y procedimientos adoptados para asegurar una correcta toma de decisiones de inversión y financiación, teniendo en cuenta la correcta relación entre los principales componentes del balance.

Los roles exactos de la función de ALM pueden variar significativamente de una Entidad a otra dependiendo de su naturaleza y de su modelo de negocio, pudiendo abarcar una amplia gama de riesgos. El riesgo de liquidez y el riesgo de tipo de interés suelen ser los riesgos más representativos relacionados con la gestión del balance, ya que requieren la coordinación de activos y pasivos, si bien, otras funciones pueden ser cubiertas como puede ser el riesgo de tipo de cambio o la propia función de gestión del capital:

  • El riesgo de liquidez hace referencia a la capacidad presente y futura de una Entidad para hacer frente a sus compromisos y obligaciones de pago de la tesorería, sin que afecte negativamente a las condiciones financieras. (incluida la venta de activos o colaterales a un precio menor del esperado).
  • El riesgo de tipo de interés se refiere a la posible pérdida producida por una variación adversa en los tipos de interés, así como su impacto en los flujos de caja previstos. La causa principal de estas variaciones viene determinada por la posibilidad de que la cantidad de instrumentos a tipo fijo y a tipo variables no estén compensados en la misma medida en el activo y en el pasivo.
  • El riesgo de tipo de cambio viene determinado por las fluctuaciones de las divisas. En el caso de los activos y pasivos mantenidos en diferentes monedas, una variación de los tipos de cambio puede producir un desajuste.
  • La gestión del capital y de otras emisiones de deuda consisten en procesos dinámicos y continuos que consideran las necesidades de capital y financiación a corto y medio plazo, de forma coordinada con el marco de apetito al riesgo, los objetivos estratégicos de la entidad y los procesos de planificación financiera (generalmente procesos “forward looking” con un horizonte temporal de 3 años) donde entran en juego otros factores como por ejemplo las previsiones de crecimiento de la entidad, la capacidad de generación de ingresos o la propia política de distribución de dividendos.
  • Si bien el riesgo de crédito es administrado por una función de riesgo independiente, este resulta uno de los principales contribuyentes a la gestión de ALM dado la influencia que tiene la cartera de crédito sobre las principales magnitudes de balance (efectivo, inversiones, préstamos, etc.)

Por lo tanto, en definitiva, la responsabilidad de la función de ALM está encaminada a garantizar la estabilidad y rentabilidad de la entidad en el medio y largo plazo, manteniendo en todo momento los objetos de liquidez marcados, y gestionando la calidad del crédito y las necesidades operativas de capital. Por este motivo se puede definir la función de gestión de riesgos de ALM como un proceso coordinado que utiliza pautas para supervisar todo el balance de una organización, enfocándose en que los activos se inviertan de forma optima y gestionando el plazo de los pasivos captados.

Para ello, una de las principales herramientas con la que cuenta la función de ALM es la cartera ALCO, la cual constituye cartera disponible para afrontar posibles crisis de liquidez, y que además cumple la doble función de apoyar a la generación de margen cuando el resto de los ingresos se ven afectados por condiciones de mercado negativas.

 

Órganos de gobierno

En este sentido, a pesar de que en muchas Entidades las funciones de ALM se suelen dividir entre la Tesorería y el CFO (Chief Financial Officer), es común encontrarse con un órgano colegiado denominado el Comité de Activos y Pasivos (ALCO – Assets and Liabilities committee por sus siglas en inglés) compuesto por unidades tanto de primera línea como de segunda línea de defensa, que es el órgano encargado de la toma de decisiones estratégicas tales como:

  • Proponer la estrategia de fijación de límites, monitorizar el cumplimiento del marco de apetito al riesgo y seguimiento de otras métricas de riesgo
  • Procesos de toma de decisiones como estrategias de captación de fondos o fijación de política de precios de transferencia
  • Revisión y aprobación periódica de las políticas de liquidez y de financiación con periodicidad al menos anual
  • Revisión de otros procesos estratégicos como son planificación financiera, el ILAAP, los planes de contingencia, etc…

 

Evaluación y medición del riesgo

Un primer paso fundamental en cualquier toma de decisiones dentro de una empresa es conocer las características del entorno y de la empresa. Dentro de este conocimiento es básico saber el nivel de riesgo global que está asumiendo la empresa.

En el caso del riesgo de liquidez, existen numerosas técnicas y métricas para medir el nivel de riesgo, si bien las métricas regulatorias como el LCR, el NSFR, LTD o la propia escalera de vencimientos (ALMM) suponen el principal precedente a tener en cuenta. Estás métricas generalmente se completan con otros ejercicios más sofisticados, los cuales introducen técnicas de estrés test, como puede ser la medición del horizonte de supervivencia, o la medición de la efectividad de las palancas del plan de contingencia tras un período de estrés test. Otros elementos complementarios para evaluar el riesgo de liquidez son la medición de la concentración, tanto de principales contrapartidas como de vencimientos, la medición del riesgo de liquidez intradía, el uso de los colaterales, la renovación de la financiación, etc…

En cuanto al riesgo de tipo de interés, las principales métricas a considerar son las variaciones potenciales del Valor Económico y del Margen de Intereses, ambas bajo hipótesis de diferentes escenarios de comportamiento de la curva de tipos. Estas mismas variaciones se pueden anticipar mediante un GAP de reprecio, calculando y analizando las duraciones de cada una de las bandas temporales. Otros cálculos más avanzados, como el EVaR (Economic Value at Risk) y el EaR (Earnings at Risk) introducen cálculos estocásticos y de Monte Carlo sobre los datos históricos para la evaluación del riesgo.

 

Sistemas de ALM

Los sistemas ALM han ido evolucionado especialmente a partir del 2010 tras el empuje regulatorio ALM visto como la gestión del riesgo de tipo de interés y del riesgo de liquidez. Desde entonces se desarrollan y mejoran los sistemas de prácticamente todas las entidades a nivel mundial. Cabe mencionar que anteriormente se trataba de soluciones departamentales, en la mayoría de los casos basadas en Excel. Especialmente a partir del 2016, una vez superado la necesidad de cobertura regulatoria y más allá de la implantación de una solución capaz de realizar simulaciones y proyecciones, el foco cambia hacia la evolución a una solución estratégica, con mayor robustez, más automatismos y que realmente permita al negocio dedicarse a analizar en lugar de limpiar datos y generar informes tanto regulatorios como de gestión. La tendencia es la consecución de un sistema avanzado de ALM debería centrarse exclusivamente en conseguir tiempos de respuesta óptimos y proporcionar mejores herramientas al negocio.